Te ilusionas por algo que crees improbable que suceda. Y dejas el destino tu vida, de tus anhelos, en manos de otro. Crees en todas las promesas, aún sabiendo que hay quien es incapaz de comprometerse.
Y te duele y, con fundamento o sin él, revientas por dentro.
Por eso, no pases de largo por la vida.
Simplemente vive.
Disfruta del camino, observa el paisaje.
Haz paradas y detente.
Respira y llénate los pulmones de aire fresco.
Ama y déjate querer.
Escucha, absorbe las palabras bonitas que te dedican y acompáñalas con canciones.
Mira una puesta de sol bonita.
Madruga y espera el amanecer.
Hazme caso, no corras.