Papá:
Siempre que pienso en ti, me vienen a la cabeza tus ojos verdes mirándome.
Recuerdo tus ojos verdes jocosos mientras me mirabas sabiendo que yo había entendido exactamente lo que querías decir.
Los recuerdo desafiantes y seductores y risueños. Sobre todo risueños. Pero los recuerdo cálidos también.
Recuerdo tu último abrazo aliviado por poder hacer eso, abrazarme.
Solo a veces he sido consciente de lo fugaces que son la vida y los momentos.
En ese momento lo fui.
Ahora lo soy.