Que qué siento?
Nerviosismo, intranquilidad y un poco de inquietud por las ganas de que todo esto acabe. Que ese “pequeño” contratiempo termine de subsanarse.
También un poco de angustia porque sé que aún quedan tiempos difíciles y que hay que seguir siendo valiente. Pero la certeza de que no pasaré nada de esto sola, me tranquiliza del todo.
Darme cuenta de que he crecido, o mejor dicho, de que me he hecho (muy) mayor casi de golpe, ayuda (un poco) a la serenidad.
Por muchas cosas que sucedan, el paso del tiempo es inexorable y ya no queda nada. Está ahí. Lo puedo casi rozar con mis dedos.
Así que no se me amontonen, señores Sentimientos. Mantengan un poco de orden. No se me vengan todos a la vez con las mismas exigencias y reclamaciones. Me hagan el favor de pedir su turno.
Que una no es de piedra.