Eres fresquita. Salada. Clara. Transparente, entre verde y azul. Eres mansa y salvaje. Eres acogedora e inmensa.
Haces que al pensar en ti se apelotonen mis sentimientos y no sepa distinguir bien cuál es cuál, ni en qué lugar colocarlos.
Por un lado deseo volver para volver a respirarte con los ojos cerrados y saborearte. Dejarme acariciar por ti. Dejarme llevar por tu vaivén y que mi piel se erice y estremezca.
Y por el otro me frena el dolor del recuerdo y del momento presente.
Por eso sé que tardaré en volver.
Porque yo solo voy dónde se me espera.